Cómo y por qué quitarlas.
Las pezoneras es uno de los accesorios que muchas mamis tienen en su bolsa del hospital. De hecho, hasta no hace muchos años ni siquiera las tenían que poner en su bolsa porque se las ofrecían a la primera de cambio en el hospital.
Lo primero que quiero explicar es que al igual que ocurre con otros accesorios, pero sobre todo con la leche de fórmula o la suplementación, son muy útiles cuando de verdad son necesarias.
¿Por qué digo esto?
Está muy extendida, por desgracia, la tendencia a escoger el camino fácil, el que me quita el problema. Lo que ocurre es que el camino fácil siempre tiene consecuencias, y es que pasas el problema a otro. En este caso, estamos pasando el problema a la mami y al bebé.
De ahí la importancia, como digo siempre, de ver cuál es la causa de lo que está pasando, y a partir de ahí, valorar si realmente nos ayuda, en ese caso usar la pezonera. Ya que es de lo que hablo en esta entrada.
Bien, pero, cómo la quitamos una vez ya la tenemos introducida.
El primer paso es armarse de paciencia. Esto en muchas ocasiones puede ser complicado. Debes pensar que el bebé está acostumbrado a una textura, una cantidad de leche y una forma de mamar concreta que al quitarla va a cambiar.
Debes tener en cuenta que cada bebé es diferente, por lo que nunca lo compares con otro. Su proceso puede ser más rápido o más lento, ayúdalo en el proceso.
Una vez tenemos esta parte pasamos a cómo retirarla. Estas pautas tienen que hacerse en todas las tomas.
Las tomas deben seguir como hasta ahora, lo que haremos será hacia el final de la toma, que ya está bastante saciado y más tranquilo, vamos a quitar la pezonera e intentaremos que se vuelva a coger.
Este primer paso suele ser el más complicado, ya que tenemos ese cambio de textura, etc que he comentado antes.
Si no lo acepta después de unos minutos, volvemos a poner la pezonera y repetimos el proceso en la siguiente toma.
Cuando hemos conseguido que acepte este paso vamos al siguiente, pero nunca antes de haber conseguido el anterior.
Ahora retiraremos la pezonera a mitad de toma aproximadamente. Aquí aún tiene bastante hambre, aunque ya ha calmado su ansiedad por comer por lo que puede estar en desacuerdo. Si pasado unos minutos vemos que no acepta el pecho sin pezonera volvemos a ponerla e intentamos retirarla hacia el final de la toma. Cosa que ya había aceptado, si no no podemos estar en este paso.
Una vez conseguimos que haga la mitad de la toma sin pezonera enhorabuena, porque lo más complicado ha pasado.
Nos queda la recta final. Volver a realizar este proceso, pero al principio de la toma.
Dejamos que succione unos minutos, para estimular el pecho y que empiece a salir la leche y quitamos al bebé del pecho y retiramos la pezonera.
Tiene mucha hambre, pero ya está acostumbrado a succionar sin ella, así que tal vez le pueda el hambre y acepte sin problema o se resista al cambio y tengas que volverla a poner si ves que no acepta el pecho.
Si ya hemos conseguido llegar hasta aquí con éxito, solo queda el último paso. Iniciar la toma sin pezonera.
El proceso es sencillo, pero requiere tiempo y paciencia. Pero, ¿por qué quitarlas?
Por lo general, la pezonera hace que no tengamos buena transferencia de leche, es decir, que el bebé no obtenga suficiente leche.
Piensa que hay una barrera entre el pecho y la boca del bebé, por lo que la estimulación no es la misma que sin ellas.
Esto suele tener como consecuencia que el bebé no sube bien de peso. Y no hace falta decir que tienes que llevarlas siempre encima y limpiarlas tras cada uso. Esto quita la comodidad que supone dar el pecho, ya que no necesitas llevar, preparar, ni limpiar nada.
Además, se introducen por alguna dificultad. Por lo que se deben usar solo cuando es realmente necesario, solucionar el problema y después retirarlas.
Ponerlas y no solucionar lo que está pasando no nos ayudará a corto ni a largo plazo.
Si estás experimentando dificultades para retirarla y tu bebé no sube bien de peso, revisaremos el caso de forma personalizada en una consulta online.